Pero ‘The Office’ no era solo risa. No digo que fuera un dramón pero pocos espectadores la habrán visto entera sin derramar una lágrima más de una vez. Entre chiste y chiste, fiesta y trabajo, los protagonistas luchan contra la soledad, la aceptación, la mentira, el miedo y el amor. Precisamente este último, ejemplificado en los personajes de Jim (John Krasinski) y Pam (Jenna Fischer) es el mejor ejemplo de cómo la serie equilibró el gag con el melodrama de larga duración. Y es que su historia de amor es tan infinita que pasa de desesperante a sublime a cada nuevo logro. Lo mismo podríamos decir de las dos grandes armas cómicas de la serie, Dwigth (Rainn Wilson) y Michael Scott (Steve Carell). Y es que, con el paso de los años y la acumulación de sus locuras, acabamos conociendo a dos hombres solitarios en busca del amor verdadero. Suena todo muy cursi pero, los que hayan visto la serie completa sabrán que, cuando te cuesta 7 temporadas ver como Michael al fin ordena sus desórdenes afectivos y 9 como Dwight aprende a hacer caso a sus propios sentimientos, la cosa cambia. Finalizó en 2013 y hace poco abandonó Netflix, donde las nuevas generaciones seguían enganchándose a la que sin duda es una de las grandes comedias televisivas de este siglo.
Un particular elenco
Un elenco donde ninguno se caracteriza por ser modelo ni millonarios, además que sus personajes no eran hot-shots, no eran ricos, y no eran aspiracionales en ninguna de las formas habituales de la televisión. Es por eso que las personas se identifican rápidamente con las historias que transcurren en la serie.
Michael Scott
El personaje interpretado por Steve Carell es el gran protagonista de al menos 7 temporadas de la serie. Su compleja personalidad te hará odiarlo y amarlo en cuestión de pocos segundos, en medio de una carcajada por una situación generada, seguramente, por él.
El personaje interpretado por Steve Carell es el gran protagonista de al menos 7 temporadas de la serie. Su compleja personalidad te hará odiarlo y amarlo en cuestión de pocos segundos, en medio de una carcajada por una situación generada, seguramente, por él.
La amistad
A pesar de las impredecibles ocurrencias de sus personajes que pueden convencerte de que se odian, al final entenderás que siempre se han querido... pero de una forma bastante peculiar.
A pesar de las impredecibles ocurrencias de sus personajes que pueden convencerte de que se odian, al final entenderás que siempre se han querido... pero de una forma bastante peculiar.
La gloriosa incomodidad
Muchos definen el estilo de The Office como ‘humor cringe’, donde las situaciones incómodas reinan siempre en cada escena y donde muchas veces reinaba la improvisación de los actores que conforma la serie.
Muchos definen el estilo de The Office como ‘humor cringe’, donde las situaciones incómodas reinan siempre en cada escena y donde muchas veces reinaba la improvisación de los actores que conforma la serie.
Estilo documental
El estilo de la serie es de falso documental, por lo tanto, los personajes saben cuándo son enfocados con la cámara y le da un matiz un poco más real que ayuda a las tramas absurdas que se genera en cada episodio.
El estilo de la serie es de falso documental, por lo tanto, los personajes saben cuándo son enfocados con la cámara y le da un matiz un poco más real que ayuda a las tramas absurdas que se genera en cada episodio.
Lo hermoso de lo cotidiano
Quizás la razón más importante por la que nos encanta ver The Office, es por la simpleza de su argumento y lo brillante de su ejecución. La premisa no podría ser más simple: un equipo documental sigue el día a día de una oficina en la que venden papel. Si me la vendieran así, me quedo dormida en 2 segundos, pero es la genialidad del guión, la creación de los personajes y la ejecución del elenco, lo que te deja atrapado.
Si bien durante su primera temporada, la serie te pone a prueba como televidente, porque Michael Scott es un personaje difícil de digerir y muy calcado a la versión original británica, te recomendamos sinceramente darle una oportunidad y que la sigas viendo porque se pone mejor y mejor cada capítulo que pasas en las oficinas de Dunder Mifflin en Scranton.
Quizás la razón más importante por la que nos encanta ver The Office, es por la simpleza de su argumento y lo brillante de su ejecución. La premisa no podría ser más simple: un equipo documental sigue el día a día de una oficina en la que venden papel. Si me la vendieran así, me quedo dormida en 2 segundos, pero es la genialidad del guión, la creación de los personajes y la ejecución del elenco, lo que te deja atrapado.
Si bien durante su primera temporada, la serie te pone a prueba como televidente, porque Michael Scott es un personaje difícil de digerir y muy calcado a la versión original británica, te recomendamos sinceramente darle una oportunidad y que la sigas viendo porque se pone mejor y mejor cada capítulo que pasas en las oficinas de Dunder Mifflin en Scranton.
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